Habrá un trapecio rojo en la nave...

Escribí a veces por el caústico impulso, como cuando se necesita beber agua porque si no desfallecerás en el desierto.

Me voy a una nave que sin duda es extraña. Natural que sea extraña. Natural que me vaya a otro lugar. En el trapecio rojo, los malabarismos mentales me abrieron los caminos, esas especies de autopistas donde vas solitariamente sujetando el timón, mientras quisieras estar echado en el pasto, con una brisa de cuento infantil, sobre el rostro.

No pretendo exhibir mi soledad. Busco abordar la otredad como se aborda cada día el desayuno, la rayuela pintada con tiza en el patio, el movimiento de una bebé sonriente.


Clac, conjuros, la resonancia de lo que hay en uno... clac, el tiempo.

Dejo algunos posts que por los temas, dan una idea de lo que ha sido el trapecio

(no son temas, ¿cómo podría llamarles?

son escenas, sí, como en travelling...)

Sé que no estoy obligada a dar explicaciones, mas sí diré que supe hace algunos días que necesitaba crear otro lugar

quisiera escribir más allá de mí misma.

Además hay cambios en mi vida. También me mudaré de casa, coincidentemente. Es el azar...

*

El trapecio permanece porque la idea del fumabulismo mental sigue fluyendo.

Gracias por el tiempo dedicado para leer lo que escribí. Leer sus bitácoras, ha sido entrar a esos mundos interiores a los que me refería al inicio de este post final en el trapecio.