Cadenas y gatos ( gracias a LadyDark)

Cuando leí el post de LadyDark y su invitación a escribir un párrafo de la página 123 del libro que uno esté leyendo, la niebla había cedido y en su lugar había pura ironía. Es posible que el comentarista que se referió alevosamente a los gatos, haya sido un provocador. Sí, muy posible.
Me recosté en la cama y volé lejos.
La invitación de LadyDark me hizo pensar en las cadenas, en los surtidores, las rondas, los juegos de niños, el amor por las lecturas, el gusto por la textura de las hojas impresas, el dram dram musical habitando dentro de una novela, un cuento, unos poemas. Ah, y el azar, porque en la pagina 123 de "Las prosas apátridas" (aumentadas) de Julio Ramón Ribeyro, la presencia del gato es sólida.
Sabes, Funámbula, querria ser gato por un tiempo. Un gato que corriera por los tejados y mostrara sus uñas en un giro de gracia animal. Esta confesión me hace pensar en alguien que escribia un post donde se criticaba a sí mismo, manifestando que lo que había hecho antes, era en función de un "lucimiento personal" y que al retomar su blog, era otra su tónica. Es una paráfrasis, Funámbula, y te da una idea de a dónde quiero llegar. Ah, sin rodeos, a través de esta cadena, por ejemplo, lo que percibo es que me encuentro molecularmente con otras almas, in situ, conexión que es como salto, el malabarismo por excelencia.
Así que las veleidades se desvanecen. Luego volverán, porque la levedad de los divertimentos tiene su propia acústica. Nada para desdeñar.
En la página 123 de Prosas apátridas aumentadas, Editorial Milla Batres, está la prosa 115:
"Mi gato negro y yo, en esta noche lluviosa de verano. La pieza silenciosa. Uno que otro carro se desliza por la calzada húmeda. El barrio duerme, pero mi gato y yo velamos, nos resistimos a dar por concluida la jornada, sin haber hecho nada, al menos yo, que la justifique, que la dote de significación y la diferencie de otras, igualmente parsimoniosas y vacías. Quizás por eso escribo páginas como ésta, para dejar señales, pequeñas trazas de días que no merecerían figurar en la memoria de nadie. En cada una de las letras que escribo está enhebrado el tiempo, mi tiempo, la trama de mi vida, que otros descifrarán como el dibujo en una alfombra".
Gatunos y equilibristas en cadenas/saltos. Un placer, por esta evocación implícita del gato en una meditación ribeyriana.
Al final del pasillo, después del balanceo en el trapecio, la música. Luego el encuentro con el escritor. Gracias Funámbula, por la comunión en el cyberespacio. Por mi parte, espero que el que desee, siga esta cadena. No sé a quiénes ofrecersela y pensé en Beauséant, el artista del alambre para que como dices, escriba en su cuaderno(el sonido de la palabra cuaderno, trae la sensación de textura, con tapa y hojas por escribir) un apunte, una mirada, una voz.
Eléctrica alegría. Chao.
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Entrevista a Julio Ramón Ribeyro.
En la foto, JRR, el escritor.